No dejan dormir
En una moneda de diez centavos, un reloj despertador y una lampara que ilumina a ambos, arriba de un tocadiscos enpolvada donde las sombras se pierden, deposito mi conciencia. Divago un rato y no logra caer ante Morfeo. A lo lejos algo estalla y no causa conmosion alguna. La explosion de la bomba me ensordece y no puedo escuchar las trompetas y laudes que anuncian mi muerte. Entro en un estado de contusion. Me recibe Cerebro para luego ceder ante Hades.
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